La Revelación Divina

Dios se manifiesta a sí mismo y lo hace desde el principio dando a los hombres testimonio perenne de sí en las cosas creadas. Y en su grandeza se manifestó personalmente a nuestros primeros padres desde el principio. Después de su caída alentó en ellos una esperanza de salvación, con la redención, para alcanzar la vida eterna a quienes buscan la salvación perseverando en las buenas obras.

 

Llamó a Abrahán para hacerlo padre de un gran pueblo, el cual tuvo las enseñanzas de los Patriarcas, de Moisés y de los Profetas para ser reconocido como Dios único, vivo y verdadero, Padre providente y justo juez, y para esperar al Salvador prometido, así, a través de los siglos, fue preparando el camino del Evangelio.

"Fragmento Constitución Dogmática Dei Verbum sobre la Divina Revelación."

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¡Qué Dios tan maravilloso! Que se nos revela para estar en comunión con Él. Y el mejor instrumento para conocerle es la Biblia. En Dei Verbum que emana del Concilio Vaticano II están plasmados los criterios para conocer y entender la Biblia, la cual no debería de tomarse como una libre interpretación, sino que nos muestra las normas y criterios.

Proceso de la Revelación Divina

Antes de que la Divina Revelación estuviera plasmada por escrito, se difundieron las tradiciones orales. Estas tradiciones orales surgen principalmente de la experiencia de Dios fundamentada en la decisión de Dios de darse a conocer. Finalmente y afortunadamente para todo el mundo y todas las generaciones, estas tradiciones, experiencias y hechos se anotaron por escrito en un compás de tiempo glorioso para la humanidad. Así, nacen los primeros escritos, que es Palabra de Dios, y que en conjunto finalmente culminan en la sagrada Biblia.

La Biblia no se puede entender el todo sin las partes, ni las partes sin el todo.

Dios mismo se manifiesta personalmente a nuestros primeros padres, Adán y Eva. Dios maravilloso y de amor, pero también un Dios de misericordia para ellos cuando caen en el pecado y también para las generaciones posteriores, brindando esperanza y redención para alcanzar la salvación.

Podemos conocer a Dios, porque Él se ha dado a conocer. Dios es la fuente de todo.

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Dios se ha comunicado y manifestado de dos maneras:

Revelación natural

Desde el principio de los tiempos que propiamente es la creación en sí misma. El propósito de la creación -el universo, la humanidad- es la Revelación de Dios, es darse a conocer. “La creación es la maravilla de Dios”.

Esta revelación natural a través de los tiempos, la tomaron muchos pueblos para adorar no a Dios, sino a varios dioses, como al sol, la luna, la lluvia, el rayo, las estrellas, etc. Por lo que entonces Dios se ha comunicado también por medio de la revelación sobrenatural.

Revelación sobrenatural

Es una comunicación sutil y fina. El ser humano es parte de Dios, en la misma creación. Siempre que Dios se comunica es a la manera humana. A través de mediaciones en donde el mismo ser humano a servido de mediador. Dios ha elegido a personas para comunicarse a toda la humanidad, desde los Patriarcas -antes y después del diluvio-, hasta Abrahán, Isaac, Jacob, después Moisés.

Dios ha escogido a seres humanos para comunicarse. La excelencia en esa comunicación son los profetas. Son seres humanos de carne y hueso que tienen experiencias con Dios, asimilando esa comunicación y experiencias para luego transmitirlas.

Y la Excelencia de excelencias y el Profeta de profetas es Jesucristo. Jesucristo único mediador entre Dios y los hombres.

“El hombre es la gran síntesis de toda la revelación”.

  

DLA publicado originalmente el 25 de diciembre de 2019